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Actividad Física

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REHABILITACION FISICA DESPUES DEL INFARTO


Lo peor ha pasado. Atrás quedaron los días de angustia y las esperas en la antesala de la Unidad Coronaria y es hora de regresar a casa, a las actividades cotidianas y a la vida laboral, social y plena. Pero para que el retorno a las actividades no produzca situaciones indeseables, su médico le indicará un plan de acción para reintegrarse de manera cautelosa, progresiva y con ciertas limitaciones.

El período de transición entre la internación y el reposo, y el retorno a las actividades cotidianas está marcado por una etapa de rehabilitación que le indicará el especialista. La rehabilitación, de la que disponen la mayoría de las instituciones de salud, consiste en un programa de reentrenamiento y adaptación a cargo de un equipo especializado. En él se incluyen un médico, un enfermero, un terapista físico y muchas veces también un psicólogo. En el transcurso de estas prácticas los pacientes que han superado un infarto de miocardio se reúnen con otros “colegas de infortunio” y juntos encaran el camino de regreso a la actividad y la vida plena.

Al finalizar este período, es posible que su médico lo autorice a continuar por su cuenta una rutina diaria de ejercicios, en función de sus posibilidades y sus logros. Claro está que ante la menor aparición de síntomas, el cardiólogo dejará bien establecida la necesidad de consultar con el centro asistencial de referencia.

La importancia del ejercicio físico en la rehabilitación del paciente que sufrió un infarto

No debemos olvidar que, al fin y al cabo, el corazón es un órgano constituido fundamentalmente por músculo. Por lo tanto, el ejercicio físico servirá para fortalecer también ese tipo especial de tejido muscular. Además, el ejercicio se asocia con otros beneficios adicionales entre los cuales podemos mencionar:

  • Experimentar más energía

  • Colaborar en la reducción del peso corporal (que alivia el trabajo cardíaco)

  • Participar de la reducción de la presión arterial

  • Reducir el colesterol sanguíneo

Los mejores ejercicios son aquellos de tipo aeróbico, en los cuales trabaja todo el cuerpo. Por ejemplo, caminar, andar en bicicleta, o nadar. El terapista físico o el médico podrán indicarle también actividades que incrementen su resistencia y su flexibilidad. La frecuencia de las prácticas dependerá del plan de rehabilitación física. Al comienzo se inicia con sesiones breves y luego se incrementa su duración. Un esquema frecuentemente recomendado es el de ejercitarse 3 o 4 veces a la semana, durante 10 a 30 minutos cada vez. Como se indica en otros casos, es muy importante no olvidar el precalentamiento, antes del inicio del ejercicio propiamente dicho.

¡No olvidar las precauciones!

Si al hacer ejercicio físico en etapa de rehabilitación experimenta:

  • Sensación de falta de aire durante por lo menos 10 minutos

  • Dolor en el centro del pecho, en los brazos, el cuello o la mandíbula

  • Palidez súbita de ciertas zonas del cuerpo

  • Sudor frío

  • Aceleración del ritmo cardíaco (taquicardia) o irregularidad en los latidos

  • Náuseas y vómitos

  • Debilidad o dolor de piernas,

no deje de consultar con el médico que lo trata.

No tema porque en los centros médicos en los que realice la práctica siempre hay un cardiólogo presente en el gimnasio, que no sólo controlará su presión arterial al inicio y final de la actividad física, sino que estará presente para auxiliarlo ante cualquier situación que requiera atención médica inmediata.

PHX/CCI/0098/16- Editora Médica Digital.



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